“GANAR O PERDER”, La
intervención del adulto en la competencia de los niños.
Fernando Vilches, Preparador Físico de Gisela
Dulko (Jugadora con Ranking N ° 1 del mundo en Dobles de la WTA). Profesor
Nacional de Educación Física. Coach Nivel II de la Federación Internacional de
Tenis. Profesor y Entrenador de Tenis.
Director del Posgrado en
Preparación Física (Asociación Argentina de Tenis) Coordinador del Profesorado
Sudamericano de Tenis. Director de la Academia Dulko y Marinas Golf.
El presente artículo tiene como fin realizar un
análisis sobre la intervención del adulto y las consecuencias que esto genera
en las primeras experiencias de los niños en la competencia del tenis, en el
que pareciera ser que dicho proceso estaría regulado (según el adulto) por el “ganar
o perder”.
Sería ideal pensar un espacio de juego en el que no
importe ganar o perder, donde el esparcimiento y la diversión sean los ejes
directores de la actividad en las edades formativas.
Sin embargo, parece intrínseco a la actividad lúdica
un resultado que sea la expresión de cierta competencia, aun en los juegos en
los que no aparece implícitamente la “consagración de un ganador”, queda en el
inconciente de los participantes que la experiencia dejo un ganador. Pero es
aquí donde debemos hacer un apartado si a los niños nos referimos.
El niño es un ser cuyo lenguaje es el juego, a través
del cual se expresa, se relaciona con el mundo que lo rodea, con sus pares, en
donde entre otras cosas aprende a respetar las reglas, ocupar un rol y
divertirse. Un niño es alguien que necesita moverse para expresarse, descargar
tensiones y también a aprender a valorar el esfuerzo, motivos que deberían ser
la columna vertebral de las primeras experiencias competitivas.
Hasta aquí la iniciación deportiva y específicamente
la competencia, conformarían el ámbito ideal para la formación integral del
niño; pero aparece un punto que resulta determinante en dicho proceso y que
significo el móvil por el cual he decidido escribir este articulo y me refiero
a la sobrevaloración que realiza el entorno que rodea al niño cuando comienza a
competir (padre, maestro, entrenador...) sobre el “Ganar” en donde
pareciera ser que el triunfo es lo único importante en el proceso de
competencia.
Alcanza con ir un día a una competencia de menores
para poder observar un enorme listado de actitudes por parte de los adultos que
refleja lo anteriormente mencionado. A modo de ejemplo podemos mencionar la
preocupación de los padres por la posición en el ranking que ocupa su hijo, la
cantidad de puntos que este obtendrá si el niño pasa una u otra ronda, padres
fiscalizadores de los sorteos de los partidos, los cuales no saben mucho de que
se trata eso pero que sienten la necesidad de cuidar que todo este bajo su
control. Si dejamos la previa y nos enfocamos en la competencia en si misma,
podemos duplicar dichas actitudes, por ejemplo es muy común ver a padres y
entrenadores ubicados detrás de la cancha dando un sin fin de indicaciones en
las que por supuesto el foco esta puesto en el ganar el punto a cualquier
precio. Nunca falta el entrenador escondido detrás de un árbol, columna o
ligustrina, en la que suelen escucharse frases como “fue mala, cántasela”,
“dale, no podes errar esa bola”, “pedile que te muestre
el pique”, “si vas a jugar así no
hubiésemos venido”, me encantaría que todas estas frases formaran parte de
la imaginación de una fábula en un libro de cuentos, pero son la realidad que
vemos día tras día en la competencia de los niños, y que podríamos seguir aún
más enumerando acciones como la de padres discutiendo entre si, con un
entrenador, arbitro o hasta con sus propios hijos.
Entonces... ¿Cuál es el mensaje que queremos darles
a los niños que se inician en la competencia? Es aquí donde a mi entender
el “disfrutar” de la competencia debe ser el eje principal de la
formación en el deporte de iniciación. “Ganar o perder” debe ser solo un
accesorio de la misma. De ninguna manera el “Ganar o Perder” implica que un
niño se sienta más que otro o que alguno sufra algún tipo de humillación por
resultar perdedor y mucho menos que el resultado sea la medida para catalogar a
un niño “de bueno, regular, o malo” seria mucho más positivo y constructivo
para la formación del niño resaltar o valorar el esfuerzo realizado, el
espíritu deportivo, la resolución creativa a diferentes problemas propios de la
dinámica del deporte.
Al respecto me gustaría mencionar una cita de Jean Le
Boulch que bien refleja lo anterior:
...“La intervención del adulto en
los juegos del niño es muy delicada puesto que debe saber permanecer en un
segundo plano para no estropear los ensayos creadores de los niños... según la
edad y el estadio de desarrollo, deberá saber como pasar de una actitud no
directiva a una actitud de ayuda aceptada no impuesta”...
Que importante seria para ese niño que los adultos
observen la competencia sentados y sin agresiones verbales ni gestuales a
propios ni a extraños dando constantemente voces de aliento y motivación.
Seria muy significativo para el niño que hace sus
primeras experiencias en las competencias tomar a la derrota como una
posibilidad de aprendizaje, de seguir mejorando, de tomarlo como una
herramienta para trabajar sobre lo que no salio como se lo había previsto...
Por todo esto considero de suma importancia que el
adulto entienda que su preocupación no debe ser moldear al niño a su criterio,
sino brindarle las herramientas para que el tenga la suficiente autonomía para
poder adaptarse a las diferentes situaciones problemáticas que el juego
presenta.
Cuando el niño tiene la experiencia de aprender de la
derrota, apreciando el esfuerzo y el disfrute de la actividad tiene la vivencia
real de “haber sido” capaz de superarse a si mismo” y ha descubierto que esta
aprendiendo a “aprender”, lo que a mi criterio debe ser la premisa de los
adultos en la competencia de los niños convirtiendo el jugar al tenis y el
competir en torneos en una actividad más sana para ellos.
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