domingo, 22 de junio de 2014

Ganar o perder, la intervención de los adultos en los niños


“GANAR O PERDER”, La intervención del adulto en la competencia de los niños.

 Fernando Vilches, Preparador Físico de Gisela Dulko (Jugadora con Ranking N ° 1 del mundo en Dobles de la WTA). Profesor Nacional de Educación Física. Coach Nivel II de la Federación Internacional de Tenis. Profesor y Entrenador de Tenis.
Director del Posgrado en Preparación Física (Asociación Argentina de Tenis) Coordinador del Profesorado Sudamericano de Tenis. Director de la Academia Dulko y Marinas Golf.

El presente artículo tiene como fin realizar un análisis sobre la intervención del adulto y las consecuencias que esto genera en las primeras experiencias de los niños en la competencia del tenis, en el que pareciera ser que dicho proceso estaría regulado (según el adulto) por el “ganar o perder”.
Sería ideal pensar un espacio de juego en el que no importe ganar o perder, donde el esparcimiento y la diversión sean los ejes directores de la actividad en las edades formativas.
Sin embargo, parece intrínseco a la actividad lúdica un resultado que sea la expresión de cierta competencia, aun en los juegos en los que no aparece implícitamente la “consagración de un ganador”, queda en el inconciente de los participantes que la experiencia dejo un ganador. Pero es aquí donde debemos hacer un apartado si a los niños nos referimos.
El niño es un ser cuyo lenguaje es el juego, a través del cual se expresa, se relaciona con el mundo que lo rodea, con sus pares, en donde entre otras cosas aprende a respetar las reglas, ocupar un rol y divertirse. Un niño es alguien que necesita moverse para expresarse, descargar tensiones y también a aprender a valorar el esfuerzo, motivos que deberían ser la columna vertebral de las primeras experiencias competitivas.
Hasta aquí la iniciación deportiva y específicamente la competencia, conformarían el ámbito ideal para la formación integral del niño; pero aparece un punto que resulta determinante en dicho proceso y que significo el móvil por el cual he decidido escribir este articulo y me refiero a la sobrevaloración que realiza el entorno que rodea al niño cuando comienza a competir (padre, maestro, entrenador...) sobre el “Ganar” en donde pareciera ser que el triunfo es lo único importante en el proceso de competencia.
Alcanza con ir un día a una competencia de menores para poder observar un enorme listado de actitudes por parte de los adultos que refleja lo anteriormente mencionado. A modo de ejemplo podemos mencionar la preocupación de los padres por la posición en el ranking que ocupa su hijo, la cantidad de puntos que este obtendrá si el niño pasa una u otra ronda, padres fiscalizadores de los sorteos de los partidos, los cuales no saben mucho de que se trata eso pero que sienten la necesidad de cuidar que todo este bajo su control. Si dejamos la previa y nos enfocamos en la competencia en si misma, podemos duplicar dichas actitudes, por ejemplo es muy común ver a padres y entrenadores ubicados detrás de la cancha dando un sin fin de indicaciones en las que por supuesto el foco esta puesto en el ganar el punto a cualquier precio. Nunca falta el entrenador escondido detrás de un árbol, columna o ligustrina, en la que suelen escucharse frases como “fue mala, cántasela”, “dale, no podes errar esa bola”, “pedile que te muestre
el pique”, “si vas a jugar así no hubiésemos venido”, me encantaría que todas estas frases formaran parte de la imaginación de una fábula en un libro de cuentos, pero son la realidad que vemos día tras día en la competencia de los niños, y que podríamos seguir aún más enumerando acciones como la de padres discutiendo entre si, con un entrenador, arbitro o hasta con sus propios hijos.
Entonces... ¿Cuál es el mensaje que queremos darles a los niños que se inician en la competencia? Es aquí donde a mi entender el “disfrutar” de la competencia debe ser el eje principal de la formación en el deporte de iniciación. “Ganar o perder” debe ser solo un accesorio de la misma. De ninguna manera el “Ganar o Perder” implica que un niño se sienta más que otro o que alguno sufra algún tipo de humillación por resultar perdedor y mucho menos que el resultado sea la medida para catalogar a un niño “de bueno, regular, o malo” seria mucho más positivo y constructivo para la formación del niño resaltar o valorar el esfuerzo realizado, el espíritu deportivo, la resolución creativa a diferentes problemas propios de la dinámica del deporte.
Al respecto me gustaría mencionar una cita de Jean Le Boulch que bien refleja lo anterior:
...“La intervención del adulto en los juegos del niño es muy delicada puesto que debe saber permanecer en un segundo plano para no estropear los ensayos creadores de los niños... según la edad y el estadio de desarrollo, deberá saber como pasar de una actitud no directiva a una actitud de ayuda aceptada no impuesta”...
Que importante seria para ese niño que los adultos observen la competencia sentados y sin agresiones verbales ni gestuales a propios ni a extraños dando constantemente voces de aliento y motivación.
Seria muy significativo para el niño que hace sus primeras experiencias en las competencias tomar a la derrota como una posibilidad de aprendizaje, de seguir mejorando, de tomarlo como una herramienta para trabajar sobre lo que no salio como se lo había previsto...
Por todo esto considero de suma importancia que el adulto entienda que su preocupación no debe ser moldear al niño a su criterio, sino brindarle las herramientas para que el tenga la suficiente autonomía para poder adaptarse a las diferentes situaciones problemáticas que el juego presenta.
Cuando el niño tiene la experiencia de aprender de la derrota, apreciando el esfuerzo y el disfrute de la actividad tiene la vivencia real de “haber sido” capaz de superarse a si mismo” y ha descubierto que esta aprendiendo a “aprender”, lo que a mi criterio debe ser la premisa de los adultos en la competencia de los niños convirtiendo el jugar al tenis y el competir en torneos en una actividad más sana para ellos.

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