VICENTE CUAIRÁN | TENNIS MIND INSTITUTE
Tendemos a
idealizar a nuestros héroes tenísticos (Nadal, Federer, Ferrer, Murray, etc)
con la creencia de que es su talento el que les lleva a la gloria. Les vemos
levantar la copa y pensamos que están ahí porque han sido tocados por la varita
de un "Dios" que les ha concedido el talento suficiente para poder
estar ahí.
Y de alguna
manera es lógico que lo pensemos, al fin y al cabo solo vemos lo que hacen
durante el juego. Únicamente vemos el desempeño de su partido; Esos passhings
increíbles, esos ángulos imposibles, ese spin, ese peso de bola, esos servicios
a 200 km/h... etc.
Lo que no
sabemos es que lo que se desarrolla durante el partido es solo la punta de
iceberg. Todo lo demás, el 90% queda oculto. Fuera del ojo curioso de las
cámaras de televisión. Ignoramos todas las miles de horas que trabaja cada uno
de nuestros ídolos para poder ejecutar ese golpe durante el partido. El sudor
que supone aprender a hacerlo. Los sacrificios, las renuncias, los esfuerzos.
Hay estudios
que dicen que cada golpe increíble de un jugador supone 30.000 ejecuciones
previas (trabajo), miles de horas en pista y trabajo, trabajo y más trabajo.
La clave del
éxito reside en el talento. Salvo en lo que se refiere al talento natural, el
talento deportivo no es un don divino que los caprichosos genes de mis padres
se han encargado de programar para mi. Es evidente que el talento natural de
Isner en relación a la estatura de Ferrer le va a permitir sacar más fuerte. Y,
hoy en día, no se puede entrenar para crecer 30 centímetros. Pero la
disciplina, la entrega, la perseverancia, la autoestima, el optimismo o el
trabajo duro no son talentos genéticos, son talentos adquiridos (aprendidos),
La fórmula
del éxito tiene 3 componentes: Trabajo de calidad, entrega, disciplina y
optimismo.
Esta fórmula
la tienes que acompañar de otros tres ingredientes más: Confianza (creer en ti
y en tu propósito), Autoestima (querer y respetarte también cuando fallas o
estás en un momento malo) y Optimismo (interpretar las situaciones de tal
manera que te permitan aprender de la situación actual para crecer en el
futuro)
Trabajar por
trabajar tampoco es la solución. Necesitas trabajar con calidad. Si tu objetivo
es clavar un clavo y te pasas 8 horas dando martillazos alrededor de el, podrás
decir que has trabajado mucho pero manera ineficaz.
Busca un
entorno de calidad que te ayude a identificar que parte de tu trabajo necesitas
mejorar y que parte puedes potenciar. Solo de esa manera conseguirás optimizar
tu trabajo y tu rendimiento futuro.
Y recuerda
que nadie vende Ferraris a precio de 600. Paga lo que vale aquello que quieres
conseguir.
Ese camino
siempre es más duro pero te aseguro que es el único que merece la pena y que te
lleva a la cima.
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