El éxito y
el fracaso (por Marcelo Bielsa)
“Los
momentos de mi vida en los que yo he crecido tienen que ver con los fracasos;
los momentos de mi vida en los que yo he empeorado, tienen que ver con el
éxito. El éxito es deformante, relaja, engaña, nos vuelve peor, nos ayuda a
enamorarnos excesivamente de nosotros mismos; el fracaso es todo lo contrario,
es formativo, nos vuelve sólidos, nos acerca a las convicciones, nos vuelve
coherentes”.
Si bien
competimos para ganar, y trabajo de lo que trabajo por que quiero ganar cuando
compito, si no distinguiera qué es lo realmente formativo, y qué es secundario,
me estaría equivocando.
Uno vive y
necesariamente necesita jerarquizar virtudes, decir éstas son las virtudes que
rescato en los demás y quisiera para mí, que respeto, que valoro.
A mí el
deporte me dio ese parámetro, yo aprendí por el deporte que la generosidad es
mejor que la indiferencia, aprendí el valor de la significación del coraje,
aprendí la importancia del esfuerzo y aprendí lo trascendente de la rebeldía.
Son los tres
o cuatro elementos con lo que yo después traté de orientar mi vida. No
necesariamente tienen que ser ellas las elegidas, pero sí es indispensable que
uno sepa las virtudes alrededor de las cuales quiere vivir.
Estoy
absolutamente convencido de que la fama y el dinero son valores
intrascendentes. Pasa que claro, nos las describen con un peso tan
significativo, que pareciera imposible resistirse a valorarlos.
Creo que el
espíritu amateur, el amor hacia la tarea, es el único que vuelve satisfactorio
el transito por el trabajo.
Cuando
observo de qué manera son descriptos hacia el público las celebridades, los
ídolos, lamento muchísimo que se jerarquicen ese tipo de cosas, que se
describan millonarios, que se lo describan famosos, que se lo describan
extraídos de la realidad social, fuera de la gente común.
Sí estoy
convencido de una cosa: fui feliz cuando disfrute del amateurismo, fui feliz
cuando crecí enamorado de mi trabajo, yo tengo un amor profundo por el fútbol,
por el juego, por la esquina, por el baldío, por el picado, por la pelota. Y
desprecio todo lo añadido, todo lo que fueron agregando para convertirlo
extrañamente en deseado.
Para
explicar un poquito mejor esto, sé que la alegría de un triunfo en un partido
dura cinco minutos, termina el partido y hay una sensación de efervescencia,
una sensación de adrenalina al tope, que genera excitación y felicidad. Pero
son apenas cinco minutos y después hay un vacío enorme y grandísimo. Y una
soledad indescriptible.
Quiero
insistir con que mucho mejor es ser prestigioso que popular, que mucho más
importante es el recorrido con que uno llega a un lugar, que el éxito o no, que
se obtenga en la búsqueda. Que los hechos son mucho más significativos que las
palabras, que demostrar es más importante que hablar, que hay que permitir que
ingrese la información que riega nuestra parte noble y evitar que ingrese la
información que riega nuestros bajos instintos.
Nunca me
deje tentar con los elogios. Los elogios en el fútbol son de una hipocresía
absoluta. El fútbol esta concebido así, tiene que haber una gran alegría o una
gran tristeza. Derrota o victoria, sangre o aplauso son valores muy caros al
ser humano.
Entonces, en
el fracaso sufro mucho la injusticia del trato, no lo logré nunca dominar eso.
Siempre sufro mucho cuando perdemos y cuando soy maltratado, pero sí logré no
creerme la duración del éxito. Como no se revisa por qué ganaste, da lo mismo
que te adulen por haber ganado, no por que mereciste ganar, por el recurso por
el que ganaste, entonces tuve claro siempre que esa franela, porque ése es el
termino, es impostora.
No permita
que el fracaso les deteriore la autoestima. Cuando ganás, el mensaje de
admiración es tan confuso, te estimula tanto el amor hacia uno mismo y eso
deforma tanto. Y cuando perdés sucede todo lo contrario, hay una tendencia
morbosa a desprestigiarte, a ofenderte, sólo por que perdiste.
En cualquier
tarea se puede ganar o perder, lo importante es la nobleza de los recursos
utilizados, eso si es importante; lo importante es el tránsito, la dignidad con
que recorrí el camino en la búsqueda del objetivo. Lo otro es cuento para
vendernos una realidad que no es tal.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario