¡Entrenadores y
papas, los que jugamos somos nosotros!
Por Rafa
Martínez Gallego, director deportivo del Club de Tenis El Puig,
Hoy voy a
comenzar contando la historia de Pedro, un maestro de primaria. Pedro goza
de un gran prestigio por conseguir que cada año sus alumnos obtengan unos excelentes
resultados académicos. Cuando alguien le pregunta como lo consigue, él
responde que es muy sencillo, cuando sus alumnos están realizando los
exámenes y dudan en alguna respuesta, o no la saben, él mismo se la dice.
De esta forma, según indica Pedro, todos los alumnos están encantados ya que se
ponen menos nerviosos aunque no hayan podido estudiar, además los padres le
felicitan por el excelente trabajo que realiza, sobre todo, durante los
exámenes, donde es capaz de ayudar a todos y conseguir que todos respondan
todas las preguntas correctamente.
¿Qué os parece
la historia de Pedro? Seguramente estáis pensando que como puede existir un
maestro así, que anteponga los resultados académicos y su prestigio al
aprendizaje de sus alumnos, y que los padres no solo lo consientan, sino que lo
feliciten por ello. Podéis estar tranquilos, ¡que no cunda el pánico!, es una
historia inventada. Estoy seguro de que a ninguno de nosotros nos entraba en la
cabeza que pudiera existir un maestro tan desconsiderado y encima unos padres
que estuvieran encantados con él.
Ahora cambiemos
el chip y vayámonos a nuestro mundo, el del deporte. Nosotros no tenemos
exámenes, pero tenemos competiciones que son las que determinan los resultados
deportivos de nuestros jugadores, ¿y qué hacemos muchos de nosotros durante
las competiciones? Pues sí, lo mismo que Pedro, nos dedicamos a decirles a
nuestros jugadores qué es lo que tienen que hacer en cada momento. De esta
forma ganan más partidos y se ponen menos nerviosos porque saben que estamos
ahí para darles las respuestas, además, los padres nos felicitan por el
excelente “coaching” que hemos hecho a su hijo y que le ha permitido ganar el
partido. Todo esto está genial, nuestros deportistas ganan, nosotros tenemos
mayor prestigio y los padres nos felicitan, pero ¿dónde está el aprendizaje
de los niños? Así que, ahora sí, ¡que cunda el pánico! el mundo del deporte
hace que nos convirtamos en Pedro.
Que yo sepa, en
castellano no tenemos ningún término para referirnos a lo que los anglosajones
llaman el “over-coaching” que no es ni más ni menos que dar un exceso
de información a los jugadores durante las competiciones. Existen multitud
de autores y estudios en el ámbito del deporte y la psicología, que nos alertan
de los efectos devastadores que tiene este exceso de información durante
las competiciones, tanto en el desarrollo deportivo como en el desarrollo
personal de nuestros jugadores.
El principal
problema del “over-coaching” es que acabamos tomando nosotros las decisiones
por ellos. Creo que estaremos todos de acuerdo en la importancia que tiene
la toma de decisiones, tanto a nivel deportivo como personal, y a todos nos
gustaría que nuestros jugadores estuvieran preparados para tomar buenas
decisiones en cualquier ámbito de su vida cuando fueran adultos. No creo que
exista otro contexto que no sea el deportivo, en el cual los niños tengan que
estar tomando decisiones constantemente y además con un nivel emocional tan
alto, así que difícilmente vamos a encontrar otro lugar en el que los niños
puedan experimentar con este tipo de situaciones. Por tanto, si tomamos las
decisiones por ellos, y les decimos constantemente lo que tienen que hacer,
estaremos desperdiciando situaciones magníficas de aprendizaje.
Otro valor muy
importante que estamos tirando por tierra es el de la responsabilidad. En mi
opinión el hacerse responsable de sus propias decisiones es un aspecto
crucial en el desarrollo personal de cualquier niño, por tanto, es de vital
importancia que tomen decisiones por ellos mismos y que cometan errores, ya que
ese sentimiento de responsabilidad hará que el aprendizaje sea mucho mayor
cuando se analicen las decisiones tomadas y los errores cometidos.
Por tanto,
durante la competición, salvo pequeños ajustes o breves recordatorios, dejemos
que sean los jugadores los que tomen las decisiones, de lo contrario estaremos
dando un exceso de información que será contraproducente en muchos aspectos.
En los partidos, los jugadores deben poner en práctica lo que han aprendido en
los entrenamientos (donde sí es mucho más importante la información extrínseca
que les transmitamos), probar, equivocarse y aprender, para trabajarlo en
posteriores sesiones de entrenamiento.