“Las Claves del Talento”
¿Cómo consigue un club de tenis ruso con una sola pista y un presupuesto
ridículo formar a algunas de las mejores jugadoras del mundo? ¿Qué técnica
utiliza una humilde escuela de música situada en Dallas para producir grandes
estrellas del pop? ¿Por qué surgen tres escritoras de fama universal de una
familia británica pobre y de bajo nivel cultural?
Recientemente científicos e investigadores han desvelado que la capacidad
para potenciar nuestras habilidades reside en la mielina, una sustancia que
rodea el núcleo de las neuronas. El talento no es, por tanto, un don misterioso
que responde a las leyes del azar o la genética: puede desarrollarse, y en Las
claves del talento te explicamos cómo hacerlo.
EL AUTOR: Dan Coyle
SINÓPSIS:
Existe el mito o fantasía occidental del origen innato del talento. La
gente prefiere creer que las personas talentosas, lo son por recibir en su
interior una dotación elevada de talento en el momento de nacer por causas
varias entre las que destacan las genéticas. Sin embargo, los últimos estudios
nos hablan de una dotación inicial de inteligencia y una capacidad para
aprender desarrollando los circuitos neuronales.
Este nuevo planteamiento, basado en la mielina: sustancia que recubre las
conexiones neuronales y que hace que se coordinen los circuitos de toma de
decisiones y la realización de las acciones.
Un libro que nos presenta una nueva forma de entender el proceso de
aprendizaje y que resulta altamente inspirador para todas aquellas personas que
han de enseñar, educar o han de aprender. Es muy importante dejar de lado el
mito del talento innato y centrarlo en el esfuerzo palpable.
LAS CLAVES DEL TALENTO.
Este libro trata de una idea muy simple: la activación de un mecanismo
neurológico, aquel por medio del que los modelos de práctica específica
construyen la habilidad. Sin saberlo, se ha encontrado una zona de aprendizaje
acelerado que, si bien no puede ser realmente “embotellada”, sí es accesible a
aquellos que saben como activarla.
Las Claves del Talento está basado en revolucionarios descubrimientos
científicos, entre los que se encuentra un aislador neural llamado mielina que
algunos neurólogos consideran el santo grial de la adquisición de habilidades.
He aquí la razón: toda la habilidad humana, ya sea jugar al beisbol o
interpretar a Bach, proviene de una cadena de fibras nerviosas que transmite un
diminuto impulso eléctrico, básicamente una señal, que viaja a través de un
circuito. La mielina rodea esas fibras nerviosas del mismo modo en que un
aislamiento de goma envuelve un alambre de cobre: hace que la señal sea más
veloz y fuerte porque impide que se escapen los impulsos eléctricos. Cuando
encendemos nuestros circuitos de la manera correcta (cuando practicamos el
swing de golf o tocamos esa nota), nuestra mielina responde cubriendo el
circuito neural y añadiendo, en cada nueva capa, un poco más de habilidad y
velocidad. Cuanto más gruesa sea la capa de mielina, mayor será su capacidad de
aislamiento, de manera que nuestros movimientos y pensamientos se volverán más
veloces y precisos.
La mielina es importante por varias razones: es universal (todo el mundo
puede cultivarla: sobre todo durante la infancia (más rápido), pero también a
lo largo de toda la vida, es indiscriminada, su crecimiento permite toda clase
de habilidades, es imperceptible, no podemos verla ni sentirla, podemos
percibir su incremento sólo a través de sus efectos aparentemente mágicos.
La razón más importante por la que la mielina es importante es que nos
proporciona un modelo nuevo y vívido para entender la habilidad: se trata de un
asilamiento celular que envuelve los circuitos neurales y que se desarrolla en
respuesta a determinadas señales. Cuanto más tiempo y energía se dedique a
practicar correctamente, cuanto más tiempo se permanezca en la “zona de
aprendizaje” y se activen las señales adecuadas a través de sus circuitos, más
habilidades se obtienen.
Todas las habilidades, todo el lenguaje, toda la música, todos los
movimientos por diferentes que sean tienen el mismo punto de partida, los
mismos principios de acción.
Las claves del talento y este libro están formados por 3 elementos básicos
a los que yo llamo: PRÁCTICA INTENSA, IGNICIÓN Y MAESTRO INSTRUCTOR.
Como sucede con cualquier mecanismo, la convergencia de los tres elementos
es la clave para crear la habilidad. Si eliminas uno de ellos, el proceso se
vuelve más lento. Si los combinas aunque sólo sean por un corto espacio de
tiempo, las cosas comienzan a cambiar.
LA PRÁCTICA INTENSA. El Punto dulce.
“Te volverás más inteligente a través de tus errores”
(Proverbio Alemán).
La palabra “talento” puede resultar vaga y estar cargada de alusiones
ambiguas acerca del potencial, especialmente cuando se trata de gente joven.
Definiremos por tanto el talento como: “la posesión de habilidades repetibles
que no dependen del tamaño físico”.
Las personas que están dentro de los semilleros de talento realizan una
actividad que parece, a primera vista, extraña y sorprendente, buscan las colinas
de laderas resbaladizas. Están actuando deliberadamente en los bordes de su
habilidad, de modo que saben que fallarán. Y que, de alguna manera, esos
errores harán que mejoren.
Todos los días Brasil consigue algo muy difícil e improbable: produce un porcentaje
de jugadores habilidosos inusualmente alto para un juego en el que compite todo
el planeta.
Convencionalmente esta clase de talento concentrado se explica
atribuyéndolo a la combinación de genes y factores medioambientales. Pero
existe un pequeño problema con esta manera de pensar: Brasil no ha sido siempre
grande.
La pregunta sigue vigente: ¿cómo consigue Brasil producir tantos grandes
jugadores?. La respuesta es sorprendente: Brasil produce grandes jugadores
porque, desde la década de 1950, los brasileños han entrenado de una manera
particular, utilizando una herramienta concreta que hace que la capacidad de
manejo del balón se desarrolle de forma más rápida que en cualquier otro lugar
del mundo. Los brasileños han encontrado una manera de acelerar su aprendizaje.
Yo he bautizado esta clase de entrenamiento como PRACTICA INTENSA y como
veremos más adelante no se aplica solamente al fútbol.
UN EJEMPLO PARA ENTENDER EL CONCEPTO PRÁCTICA INTENSA:
Dedica unos segundos a examinar las siguientes listas, utilizando la misma
cantidad de tiempo en cada una de ellas:
A. B
Océano / brisa
|
pan / m_ntequilla
|
Hoja / árbol
|
música / l_tra
|
Dulce / amargo
|
z_apato / calcetín
|
Película / actriz
|
teléfono / lib_o
|
Gasolina / motor
|
pa_atas / salsa
|
Instituto / universidad
|
l_apiz / papel
|
Pavo / relleno
|
río / b_te
|
Fruta / vegetal
|
c_rveza / vino
|
Ordenador / chip
|
televisión / rad_o
|
Silla / sofá
|
a_muerzo / cena
|
Ahora dale la vuelta a la página y sin mirar trata de recordar tantos pares
de palabras como te sea posible: ¿de cuál de las dos columnas recuerdas más
palabras?.
Si eres como la mayoría de las personas sin lugar a dudas recordarás más
palabras de la columna B que de la A, es decir habrás memorizado aquellos que
son fragmentarias. La razón es que cuando te encontraste con el espacio en
blanco, se produjo en
ti algo imperceptible y profundo: te detuviste, experimentaste un nanosegundo
de lucha, y ese instante marcó la diferencia.
Cuando mirabas la columna B no lo hacías con más esfuerzo, sino con más
INTENSIDAD.
La práctica intensa se construye sobre una paradoja: el hecho de esforzarte
de determinadas maneras para conseguir objetivos específicos (permitiéndote
cometer errores y hacer un poco el ridículo) te vuelve más inteligente.
Aquellas experiencias en las que te ves obligado a ir más despacio, a cometer
errores y a enmendarlos, acaban por volverte más ágil sin que te des cuenta de
ello.
Nosotros pensamos que el rendimiento sin esfuerzo es algo deseable, sin
embargo, se trata de una manera terrible de aprender, dice Robert Bjork.
Tendemos a pensar que nuestra memoria es una especie de grabadora, pero nos
equivocamos, dice, se trata de una estructura viva, de un andamio casi
infinito. Cuantos más impulsos y encuentros generamos, cuantas más dificultades
superamos, mayor será el andamiaje que construimos. A mayor numero de andamios
construidos, mayor velocidad de aprendizaje.
Cuando practicas intensamente, el tiempo se utiliza de una manera más
eficaz, los esfuerzos pequeños producen resultados importantes y duraderos. Es
un momento de poder donde el fallo es capturado y convertido en habilidad. El truco
consiste en elegir un objetivo que esté más allá de tus habilidades actuales,
en concretar la lucha. Moverse a ciegas no ayuda en absoluto, llegar sí.
Todo se reduce a encontrar el punto dulce dice Borjk. Existe una brecha entre lo que uno sabe y
lo que está tratando de hacer. Cuando se encuentra el punto dulce, el
aprendizaje despega.
Es cierto que la práctica intensa puede parecernos que es un concepto
extraño. Aquellos hechos que normalmente intentamos evitar (sobre todo errores)
se convierten con ella en habilidades. Por lo tanto, para entender como actúa
la practica intensa, debemos tener en cuenta en primer termino la importancia,
inesperada pero crucial, que tienen los errores en el proceso de aprendizaje.
EL ARMA SECRETA DE BRASIL:
Volvemos a la cuestión que antes abordábamos: ¿Cómo es posible que Brasil
saque adelante tantos talentos?. Después del viaje, el autor comprobó algo que
esperaba encontrar: la pasión, la tradición, los centros de entrenamiento
altamente organizados, las largas horas de trabajo, la extrema pobreza de las
favelas, y la desesperación reflejada en los ojos de los jugadores. Pero el
autor se dio cuento de algo que no esperaba: las condiciones con que practicaban eran diferentes. El balón
tenía la mitad del tamaño que uno normal y pesaba al menos el doble, lo que
hacía que apenas botase. El nuevo juego se desarrollaba sobre suelos de madera,
parcelas de cemento y solares vacíos del tamaños de una pista de baloncesto.
Por su ritmo y velocidad endiablada el juego se asemejaba más al baloncesto o al
hockey que al futbol: una intrincada serie de pases rápidos y controlados y
acción continua de una portería a otra. El juego se llama futebol de salao
“fútbol de salón” lo que actualmente llamamos futbol sala.
Para mi estaba claro que era de aquí de donde venían las habilidades de los
jugadores brasileños. Los jugadores de futbol sala tocan el balón con mucha
mayor frecuencia que en fútbol, según un estudio, lo hacen seis veces
más por minuto que sus compañeros del futbol “grande”. El balón más pequeño y pesado
exige un manejo más preciso: no se puede salir de un espacio pequeño simplemente chutando el balón
hacia el otro lado del campo. El pase preciso es fundamental: el jugador trata
de buscar ángulos y espacios y de realizar combinaciones rápidas con sus
compañeros. Como lo resumió el doctor Miranda: “Nada de tiempo más
nada de espacio es igual a mayor habilidad. El fútbol sala es nuestro laboratorio
nacional de improvisación”.
El futbol sala comprime las habilidades esenciales del futbol en una caja
pequeña: coloca a los jugadores dentro de la zona de práctica intensa para que
cometan y corrijan errores, para que generen de forma continua soluciones a
problemas concretos. Los jugadores aprenden mucho más de prisa, sin ser
conscientes de ello.
LA
CELULA DE LA PRÁCTICA INTENSA
El hecho
de que un esfuerzo orientado pueda aumentar diez veces la velocidad de
aprendizaje recuerda a la clase de cosas que uno lee en un cuento de hadas. Lo
más extraño es que esa enredadera encantada algo parecido a un hecho neurológico.
La
MIELINA puede cambiar la manera en nosotros vemos el mundo. Esta sustancia es
la clave para leer, hablar y desarrollar las habilidades del aprendizaje, ser
un ser humano.
Esta
nueva teoría se basa en 3 hechos simples y demostrables:
1o. Todo movimiento, pensamiento o sentimiento humano es una
diminuta señal eléctrica, precisamente cronometrada, que se transmite a través
de una cadena de neuronas, de un circuito de fibras nerviosas.
2o. La mielina es una capa aíslate que envuelve esas fibras
nerviosas y que aumenta la fuerza, la velocidad y la precisión de la señal.
3o. Cuanto más activamos un circuito determinado, mayor es la
cantidad de mielina que optimiza ese circuito, de modo que nuestros movimientos
y pensamientos se vuelven más fuertes, rápidos y precisos.
¿Qué es
lo que hacen los buenos deportistas cuando entrenan?: Envían, a través de los
circuitos, impulsos precisos que dan la orden de mielinizar ese circuito. Tras
mucho entrenamiento, consiguen crear un circuito colosal: tienen un notable
ancho de banda y una línea T-· de alta velocidad.
Le
pregunté a Fields si la mielina podía estar relacionada con el fenómeno de los
semilleros de talento. No dudó siquiera un instante antes de responder:
“Yo
diría que las golfistas surcoreanas poseen, de media, más mielina que las
jugadoras de otros países. Tienen más cantidad de esta sustancia en las partes
adecuadas del cerebro, en aquellas que rigen los grupos musculares apropiados,
y eso es lo que les permite optimizar su circuito de transmisión de impulsos.
Podríamos aplicar esa misma hipótesis a cualquier grupo similar de talentos.
Los
investigadores como el doctor Fields, se sienten atraídos por la mielina porque
esta promete proporcionar una explicación acerca de las raíces biológicas del
aprendizaje y acerca de los desórdenes cognitivos.
La
mielización explica la complejidad del mundo con un mecanismo simple y
elegante. La habilidad es el aislamiento de mielina que envuelve los circuitos
neuronales. La historia de la habilidad y el talento es, por tanto, la historia
de la mielina.
¿Por
qué resulta tan eficaz la practica orientada y enfocada hacia el error?
-Porque
la mejor manera de construir un buen circuito es activarlo, prestar atención a
los errores y luego activarlo de nuevo una y otra vez. Es esfuerzo no es una
opción, es una exigencia biológica.
¿Por
qué la pasión y la perseverancia son ingredientes clave del talento?
- Porque envolver con mielina los circuitos requieren gran
cantidad de tiempo y energía. Si no amas lo que haces, nunca trabajarás con el
suficiente ahínco como para ser bueno en ello.
-
Hasta
ahora, hemos ignorado la mielina, todo el mundo pensaba que se trataba de una
espectadora más.
Cuanto
más se activa el nervio, mayor es la cantidad de mielina que lo envuelve.
Cuanto mayor es la cantidad de mielina que lo envuelve, más deprisa viajan las
señales, aumentando la velocidad hasta cien veces más que en el caso de una
fibra que no haya sido aislada.
Los
estudios sobre la mielina continuaron formándose y uniéndose de forma gradual
hasta formar un nuevo panorama: la mielina es infraestructura, de acuerdo, pero
cierto poder. Dentro de la vasta metrópoli del cerebro, la mielina está
transformando, silenciosamente, estrechos callejones en amplias autopistas
súper veloces.
En palabras
del doctor Fields: “las señales tienen que viajar a la velocidad adecuada y
llegar en el momento preciso, y la mielinización es la forma que tiene el
cerebro de controlar esa velocidad”.
En pocas
palabras, lo que ocurres es lo siguiente: cada vez que realizamos una práctica
intensa con un hierro 9, o con un acorde de guitarra, o con una apertura de
ajedrez, estamos instalando poco a poco una banda ancha en nuestro circuito,
estamos disparando una señas que esos diminutos tentáculos verdes percibirán (oligodendrocitos:
células que producen mielina), y eso hará que reaccionen extendiéndose hacia
las fibras nerviosas. Los tentáculos se aferran, se aplastan, formas
aislamiento a lo largo de la fibra, de manera que añaden un poco más de ancho
de banda, y de precisión al circuito de habilidad; esto se traduce en una
habilidad y una velocidad mayor.
El
esfuerzo no es opcional. De hecho es un
requerimiento neurológico: para conseguir que el circuito de habilidad se
active de un modo optimo, uno debe, por definición, disparar el circuito de un
modo subóptimo, debe cometer errores y prestarles atención, debe instruir su
circuito y seguir activándolo (es decir, practicando) a fin de que la mielina
continúe funcionando adecuadamente. Después de todo la mielina es tejido vivo.
Existen
a modo de resumen 4 principios fundamentales:
1. La activación del circuito es fundamental. La mielina no
se forma para responder a deseos cariñosos, ideas vagas o información que nos
resbala como una ducha caliente. Este mecanismo se construye para responder a
acciones concretar: los impulsos eléctricos que viajan literalmente a través de
las fibras nerviosas. La práctica intensa se alimenta de la consecución de lo
que podríamos llamar un estado primitivo, un estado en el que estamos atentos,
hambrientos, concertados incluso desesperados.
2. .La mielina es universal. Una sola sustancia sirve para
todas las habilidades. Nuestra mielina no “sabe” si la están utilizando para
interpretar a Schubert o para jugar de alero en un equipo de baloncesto: la
mielina crece siempre de acuerdo con las mismas reglas. La mielina es
meritocrática: los circuitos que se activan acaban aislados. A la mielina no le
importa quién eres; le importa lo que haces.
3. La mielina envuelve, no desenvuelve. La mielinización
solo se produce en una sola dirección. Una vez que se aísla el circuito de
habilidad, no puedes “des- aislarlo” (excepto a causa de la edad o de una
enfermedad). Esa es la razón por la cual los hábitos son tan difíciles de
romper. La única manera de cambiarlos es construir nuevos hábitos a través de
la repetición de nuevos comportamientos.
4. La edad es importante. La mielina se desarrolla más
fácilmente en niños, pero incluso después de los 30 años seguimos teniendo
momentos críticos durante los cuales el cerebro se muestra especialmente
receptivo al aprendizaje de nuevas habilidades. Después de este periodo
continuamos experimentando una ganancia neta de mielina hasta aproximadamente
los cincuenta años, cuando el saldo comienza a inclinarse hacia las perdidas.
Aunque es cierto que conservamos la capacidad de producir mielina durante toda
la vida.
Todo
esto puede sonar como la descripción de una nueva neurociencia exótica. Pero
por otro, es similar a un mecanismo que utilizamos todos los días: los músculos.
Si utilizas tus músculos de una manera determinada, tratando de levantar por
ejemplo objetos que apenas puedas alzar del suelo, esos músculos responderán
volviéndose más fuertes. Si activas de manera correcta tus circuitos de
habilidad, haciendo un esfuerzo por llevar a cabo aquellas cosas que te
resultan complicadas de conseguir, entonces tus circuitos responderán
volviéndose más rápidos y precisos.
Este
nuevo modelo demuestra que en los semilleros de talento se triunfa no porque
los alumnos intenten con más ganas que otros la habilidad que les toque en ese
momento, sino porque lo intentan con más ganas que otros y de la manera
correcta: practicando con intensidad y generando por tanto más mielina.
“La Excelencia es un hábito” (Aristóteles).
Florencia
fue el epicentro de una poderosa creación social llamada gremio de artesanos.
Los aprendices trabajaban directamente bajo la tutela y supervisión del
maestro, oquien asumía con frecuencia los derechos de custodia legal del chico
a su cargo. Los muchachos aprendían el oficio a través de la acción, no de
clases magistrales o teóricas. Pasaban miles de horas resolviendo problemas,
probando soluciones, equivocándose y volviendo a intentarlo. Estaban confinados
en un mundo completamente dedicados a la producción sistemática de excelencia.
Todos los artistas participaron en la mayor obra artística que un individuo
puede crear: la arquitectura de su propio talento.
CONOZCAMOS
AL SEÑOR MIELINA.
George
Bartzokis es profesor de neurología en la Universidad de California, Los
Angeles. Su lección siempre es la misma en todos los casos: “cuanto más mielina
tengas, más inteligente serás”.
“No me
importan el tamaño que tengan los ordenadores, lo que quiero es que estén disponibles al instante para poder procesar todos los
datos con rapidez, ahora” Nosotros funcionamos según
los mismos principios que utiliza Google. Somos seres de mielina.
La
habilidad es un aislamiento que envuelve los circuitos neuronales y crece de
acuerdo con determinadas señales.
Esto no
quiere decir que todos tengamos el potencial de convertirnos en Einstein (cuyo
cerebro tras la autopsia desveló tener un cantidad inusual de lo que ya
sabéis...). La cuestión es que, si bien el talento parece algo predeterminado,
tenemos un gran control sobre las habilidades que desarrollamos, de modo que
cada uno de nosotros tiene más potencial del que supone. Todos tenemos la
oportunidad de convertirnos en dirigentes de nuestro propio internet. El truco
está en saber cómo hacerlo.
LAS 3
REGLAS DE LA PRÁCTICA INTENSA
“Vuelva
a intentarlo. Vuelve a fallar. Falla mejor”. (Samuel Becket)
REGLA
1: AGRUPAR.
La
práctica intensa es similar a explorar una habitación oscura y desconocida:
comienzas lentamente, te chocas contra los muebles, te detienes, piensas y vuelves
a empezar. Prestas atención a los errores, te aventuras un poco más a cada
paso, construyes un mapa mental, hasta que, al final te mueves por el espacio
de un modo intuitivo y rápido.
En los
semilleros de talento, esta máxima se aplica en 3 dimensiones:
primero, consideran la tarea que tienen por delante como un todo, como un gran
segmento, el megacircuito; segundo, la dividen en los segmentos más pequeños;
tercero, juegan con el tiempo, reducen y aceleran la velocidad de la acción
para poder asimilar su arquitectura interna. Los semilleros de talento utilizan
la práctica intensa de la misma manera que un director de cine enfoca una
escena: primero una panorámica para mostrar el paisaje: la siguiente toma es un
primer plano para examinar los movimientos de un insecto.
ABSORBERLO TODO.
Implica
dedicar cierto tiempo a observar o escuchas la habilidad que se quiere adquirir
como una entidad única y coherente. El objetivo es absorber una imagen general
de la habilidad hasta ser capaz de imaginarse a uno mismo poniéndola en
práctica.
Estamos
diseñados de antemano para imitar. En los semilleros, se emplea mucho la
imitación, en ocasiones de una manera totalmente inconsciente.
Ejemplo:
niños que ven jugar partidos de tenis a Roger Federer y terminan por imitar su
golpe de revés. Han absorbido su esencia.
DIVIDIRLO
EN TROZOS.
Muchos
de los profesores reflejados en diversos estudios, llevan el concepto de
dividir en segmentos hasta el extremo. Los estudiantes fragmentan la música que
está escrita en tiras horizontales y luego meten esas tiras dentro de sobres.
Las extraen al azar y después cortan esas cintas de papel en fragmentos aun más
pequeños mediante la alteración de los ritmos.
El
objetivo siempre es el mismo: descomponer una serie (habilidad) en las piezas
(circuitos) que la integran, memorizar esas piezas individualmente y luego
unirlas en unidades de agrupamiento
cada vez más grandes (circuitos nuevos e interconectados).
REDUCIR LA VELOCIDAD.
¿Por qué la ralentización da tan buenos resultados?. La estructura de la
mielina ofrece dos explicaciones. 1a: trabajar lentamente permite prestar más atención a los errores,
lo que conlleva un mayor grado de precisión con cada activación. Y ya sabemos
que, cuando se trata de cultivar la mielina, la precisión lo es todo. Como le
gusta decir al entrenador de fútbol Tom Martínez: “No se trata de lo deprisa
que puedes hacerlo, sino de lo lentamente que puedes hacerlo de forma correcta”. 2a: Trabajar lentamente ayuda al
ejecutante a desarrollar una cualidad aun más importante: una percepción activa
del funcionamiento interno de la habilidad, de la forma y el ritmo de los
circuitos interconectados de habilidad.
Los expertos practican de un modo diferente al resto, con una estrategia
mucho más detallada. Cuando fallan, no culpan a la suerte ni tampoco a sí
mismos. Tienen una estrategia que puede solucionarlo. A través de la práctica
han desarrollado algo más importante que la mera habilidad: han cultivado una
comprensión conceptual organizada que les permitía controlar y adaptar su
rendimiento, solucionar problemas y personalizar el circuito correspondiente,
según la situación.
REGLA 2: REPETIR.
“La práctica no te hace perfecto; la practica perfecta te
hace perfecto”.
¿Cuál sería la forma más simple de reducir las habilidades de una
superestrella con talento?. La respuesta es impedir que practiquen durante un
mes. Para conseguir que la habilidad se evapore no se necesita realizar un
reordenamiento cromosomático ni oscuras maniobras psicológicas. Tan solo se
debe impedir que activen sistemáticamente sus circuitos durante treinta días.
La mielina al ser tejido vivo, como el resto del cuerpo se encuentra en un
ciclo permanente de rotura y reparación. De ahí que la práctica diaria sea muy
importante, especialmente cuando nos hacemos mayores.
Dedicar más tiempo a la práctica es una medida eficaz, pero solo si aúno
nos encontramos en la zona del punto dulce, construyendo y perfeccionando con
atención los circuitos. No se trata de entrenar mucho, ya que “cuando dejas la
zona de práctica intensa, puedes parar de ensayar”.
REGLA 3: APRENDER A SENTIRLO.
Según Skye, el propósito es alcanzar un punto de equilibrio donde se pueden
detectar los errores cuando se produzcan. Para lograr evitar los errores,
primero hay que percibirlos de inmediato. “Si notáis que una cuerda esta
desafinada, debería molestaros. Eso es lo que tenéis que sentir. En verdad, lo
que estáis practicando es la concentración, es una sensación. (profesor de música
a sus alumnos).
El de la mielina es un asunto engañoso. No se puede sentir como crece a lo
largo de las fibras nerviosas, como tampoco se puede notar que el musculo
cardiaco se vuelve más eficiente después de una sesión de ejercicio físico. Sin
embargo, sí es posible percibir un conjunto delator se sensaciones secundarias
que están asociadas a la adquisición de nuevas habilidades.
Cuando visité los diversos semilleros de talento, preguntaba a alumnos y
profesores por las palabras que utilizarían para describir las sensaciones que
les generaba la practica más productiva. El listado que generaron fue el
siguiente: ATENCIÓN, CONECTARSE, CONSTRUIR, TOTALIDAD, ALERTA, FOCO, ERROR,
REPETIR, CANSANCIO, LIMITE, DESPIERTO...
La sensación a la hora de alcanzar el punto dulce es: un terreno productivo
e incomodo justo un paso mas allá de nuestras posibilidades. En él, nuestro
nivel de aspiración excede nuestro nivel de realización. La práctica intensa no
es un simple esfuerzo, es un esfuerzo que persigue un propósito y que incluye
de DIFERENTES SENSACIONES:
1.Elegir un objetivo
2. Ir a por él.
3. Evaluar la brecha que hay entre el objetivo y nuestras
posibilidades de alcanzarlo.
4. Volver al paso uno.
El punto dulce perfectamente podría llamarse “agridulce”, al final los
jugadores terminaban por desarrollar el gusto por la práctica intensa. Al
principio nos les agrada, pero pronto, empiezan a tolerar la experiencia e
incluso disfrutan de ella. Es un giro hacia dentro. Los chicos dejan de mirar
hacia fuera en busca de soluciones y las buscan en su interior. Se dan cuenta
de lo que funciona y de lo que no.
IGNICIÓN
INDICIOS FUNDAMENTALES.
“Todo momento importante y exigente en los anales del
mundo es un triunfo de algún tipo de entusiasmo” (Ralph Waldo Emerson)
Cultivar la habilidad, como ya hemos visto, requiere de una práctica
intensa. Pero este tipo de práctica no es algo sencillo de llevar a cabo:
requiere energía, pasión y compromiso. En una palabra, requiere el combustible
de la motivación, el segundo ingrediente que compone el código del talento.
En esta parte veremos de qué modo se crea y se mantiene la motivación a
través de un proceso que yo llamo IGNICIÓN. La ignición y la práctica intensa
trabajan juntas para producir la habilidad. La ignición suministra la energía,
mientras que la práctica intensa convierte, con el tiempo, esa energía en
progreso activo, algo que también conocemos como capas de mielina.
Mientras que la intensa es un acto frio y consciente, la ignición es un
estallido misterioso, un despertar. La práctica intensa es un proceso de
envoltura paulatina, la ignición, por el contrario, trabaja a través de
fogonazos, de imagen y emoción, de programas neuronales creados por la
evolución y que instalan en la mente enormes reservas de energía y atención. La
practica intensa es similar a los pasos de un bebe, la ignición tiene que ver
con el conjunto de señales y fuerzas subconscientes que serán nuestra
identidad. Son los momentos que nos llevan a decir: eso es lo que yo quiero
ser.
En numerosas ocasiones el progreso de los chicos no está determinado por
ningún rasgo o aptitud sino por la idea de compromiso que ya tenían antes de
comenzar sus clases. Las ideas que traen con ellos a la primera clase son,
probablemente, mucho más importantes que cualquier cosa que un profesor pueda
hacer o que cualquier nivel de práctica.
Observemos el proceso que McPherson describe: “la interpretación del
profesor fue una señal que hizo que Clarissa experimentase una intensa
respuesta emocional de la que apenas fue consciente.
¿Qué clases de señales funcionan mejor para
encender la motivación de la gente?
La ignición debe ser reactiva. Se puede pensar que este momento se generó
en ellos mismos, pero no fue así. Siempre se trata de una respuesta a una señal
que llegó en forma de imagen: la victoria de un compatriota, el logro de
destrozar un record
Muchas de estas señales están relacionadas con la identificación con un
grupo. Señales simples, directas que activan nuestros disparadores motivaciones
y canalizan nuestra energía y atención hacia una meta. Cuando tenemos el
indicio de que debemos conectar nuestra identidad con un grupo, funciona como
un disparador, es como encender el interruptor de la luz. La capacidad de
conseguir algo ya está presente, pero la energía destinada a esa capacidad
llega a través de los cables.
Los semilleros de talento: tendían a ser lugares precarios, escasamente
atractivos. Si nos
encontramos en un lugar agradable, accesible y acogedor, desconectamos de forma
automática del esfuerzo. Sin embargo si la gente recibe la señal de que las circunstancias son
duras, se sentirá motivada según el doctor Bargh.
Muchos de los eminentes científicos, artistas y escritores más famosos del
mundo cumplieron con el requisito de las 10.000 horas de práctica.
Principios universales que nos gobiernan a todos:
1. El talento requiere práctica
intensa.
2. La práctica intensa requiere
grandes cantidades de energía.
3. Determinadas señales activan
enormes flujos de energía.
La formación de la habilidad tiene que ver con la construcción de la
confianza: primero se la tiene que ganar, luego la tienen y, una vez que se
enciende, ya no se apaga nunca.
Cuando elogiamos a los chicos por su inteligencia, escribe Dweck, les
decimos que ese es el nombre del juego: debes parecer inteligente, no te
arriesgues a cometer errores.
Somos muy sensibles a todos aquellos mensajes que nos dicen que es lo que
se valora de nosotros. Cuando nos llega un mensaje claro al respecto, pueden
encender una chispa motivacional.
Los semilleros de talento que visité siempre utilizaban un lenguaje que afirmaba el valor del esfuerzo y
del progreso lento, no el talento o la inteligencia innatos. Dewck también señala que la
motivación no aumenta por recibir muchos elogios, sino que suele provocar el
efecto contrario: normalmente lo disminuye.
La alta motivación no es lo que enciende a la gente; lo que funciona es
precisamente lo contrario: no elevar, sino bajar, hablar del esfuerzo a ras de
suelo, afirmar el valor de la lucha.
La práctica intensa exige una lucha seria y profunda y un trabajo
apasionado. La verdad es que, cuando una está empezando, no “juega” al tenis,
sino que lucha y presta atención: mejora lentamente. Aprendemos por medio de
tambaleantes pasos de bebe
EL MAESTRO INSTRUCTOR: LOS SUSURRADORES DE TALENTO
“No se trata de reconocer el talento, de hecho ni
siquiera importa qué diablos es eso. Nunca ha pretendido salir a la calle y
encontrar a alguien que lo tuviese. Primero se trabaja en los cimientos, y muy
pronto descubres hacia donde van las cosas”.
(Robert Lansdorp: Entrenador Tenis profesional)
Personas que tienen el misterioso don de combinar esas fuerzas para
desarrollar el talento en los demás.
Todos tenían la misma clase de mirada: firme, profunda, limpia, escuchaban
mucho más de lo que hablaban; parecían ser alérgicos a las charlas de aliento y
los discursos inspiradores; pasaban la mayor partes del tiempo señalando el
camino con ajustes pequeños, rápidos y altamente específicos; mostraban una
sensibilidad extraordinaria ante la persona a la que estaban enseñando y
adaptaban cada mensaje a cada alumno.
Muchos de estos profesores enseñan algo que no solemos tener en cuenta a la
hora de medir la habilidad para enseñar: producen ignición, enseñan amor. Sobre
todo en edades tempranas. El objetivo en esta primera etapa parece ser:
implicar, cautivar atrapara al alumno y conseguir que necesite y desee mas
información y habilidad.
Claves: practica intensa + ignición = circuitos de
habilidad.
Ser un buen maestro es una cualidad mucho más evanescente, mucho más arte
que ciencia. Se da en el espacio entre dos personas, en el juego cálido y
complicado del lenguaje, el gesto y la expresión
EL CIRCUITO DE LA ENSEÑANZA
“Un maestro afecta a la eternidad; no puede saber dónde
termina su influencia” (Henry Brooks Adams)
Las 4 virtudes de los maestros instructores.
“Los grandes maestros se concentran en lo que el alumno hace o dice y son
capaces, al poseer un conocimiento profundo de la materia de estudio, de ver y
reconocer los esfuerzos torpes, vacilantes e inarticulados del estudiante que
trata de alcanza la maestría. Luego se conectan con ellos a través de un mensaje especifico.
Conocimiento, reconocer y conectar: claves.
La verdadera habilidad de un instructor no consiste en poseer una sabiduría
de aplicación universal que pueda comunicar a todo el mundo, sino en ser lo suficientemente
flexible como para localizar los limites de las habilidades de cada estudiante
y enviar las señales adecuadas para que los circuitos se activen una y otra vez
hacia la meta correcta.
Es una combinación de distintas habilidades:
1.LA MATRIZ: es la vasta red de conocimientos
que distingue a los mejores maestros y que les permite responder de manera
creativa y eficaz a los esfuerzos de los alumnos. “Un gran maestro siempre
posee la capacidad de profundizar aun mas; de estimar el aprendizaje que es
capaz de llevar a cabo un alumno e ir a por ese nivel. Se profundiza cada vez
más porque el maestro puede presentar el material de maneras muy diversas y
porque puede hacer un número infinito de conexiones. Los años de trabajo
tienden a mielinizar el sistema de circuitos de un maestro. Los maestros
instructores están listos para localizar y comprender donde están los alumnos y
a donde necesitan ir. En resumen, la matriz es la aplicación estrella del
maestro instructor.
2.LA CAPACIDAD
DE PERCEPCIÓN: Los
ojos son clave. Aunque la mirada pueda ser amistosa, no se trata tanto de
amistad como de información, de descifrar a quien tienen delante. Los
profesores con los que me topé buscaban detalles de las vidas personales de sus
alumnos, averiguaban cosas acerca de su familia, los ingresos, las relaciones y
su motivación, controlaban también la reacción ante su forma de entrenar,
comprobaban si sus alumnos captaban o no sus palabras.
3.EL REFLEJO GPS: la clave es producir una serie de directivas vívidas o inmediatas que
bombardeen el circuito de habilidad que el alumno está practicando y que lo
guíen en la dirección correcta. Muchas veces observamos como la habilidad de un
profesor radica no en su matriz de conocimientos, sino en su capacidad para establecer
conexiones instantáneas entre esa matriz y los esfuerzos del alumno: une el
lugar donde se encuentra Kacie con acciones que la llevarán a donde debe ir.
Tan pronto como lograban la meta propuesta, el entrenador fijaba una nueva
dificultad. “Los pequeños éxitos no eran paradas, sino escalones para seguir
progresando”.
Un profesor realmente bueno conecta con sus alumnos por lo que son como
seres morales.
Los entrenadores deben ayudar a que el circuito correcto se dispare tan a
menudo como sea posible. La diferencia radica en la propia naturaleza de los
circuitos que cada uno tiene que desarrollar. (Actividades distintas).
En fútbol: para los entrenadores, para el juego para insistir en algún
detalle técnico o elogiar a un jugador seria interrumpir el flujo de encendido
atento, fallo y aprendizaje que fundamente la práctica intensa del circuito
flexible. Las lecciones que los jugadores aprenden por si mismos son más
importantes que cualquier cosa que pudiese decirles el entrenador.
¿La meta? Entrar en la zona de practica intensa, incrementar al máximo los
circuitos que desarrollan la mielina adecuada para esa práctica y, en última
instancia, acercarse más al día que todo entrenador desea: aquel en que los
alumnos pueden ser sus propios maestros.
Si hay que elegir entre decirles como deben hacerlo o que sean ellos
quienes lo resuelvan, yo elegiré siempre la segunda opción, dice Lansdorp.
Tienes que hacer al chico un pensador independiente, alguien capaz de resolver
problemas.
“Un maestro es
alguien que se vuelve progresivamente innecesario” (Thomas Carruthers)
EL MUNDO DE LA MIELINA Si quisiéramos dibujar un diagrama de las claves del
talento, tendría este aspecto:
Ignición Práctica Intensa Talento
Entrenador
Lo más útil de este modelo es que es tan flexible como la propia mielina:
es aplicable a todas las habilidades y en contextos tan pequeños como familias
y tan grandes como naciones.