LA IRA
El enojo, la ira son emociones destructivas que
tenemos que aprender a canalizarlas para poder utilizar la energía que
conllevan estas emociones. Pero que hay que hacer para aprender a canalizar la
ira que nos produce un determinado echo.
El pensador Gaspar Hernández nos dice que se puede
aprender a expresar la ira o el enojo y evitar así las repercusiones nefastas
que tienen sobre nuestra performance en el deporte y en nuestra vida diaria.
Que es lo que habitualmente hacemos con esta emoción o bien la reprimimos o
pasamos al otro extremo y estallamos porque no aguantamos más. Podemos imaginar
la ira como un balde lleno de excrementos y cuando nos enojamos le lanzamos a
nuestro rival el oscuro y mal oliente contenido del balde a la cara de quien
nos ha provocado. Pero lo único que nos lleva esto es a perder nuestra
concentración, el foco de nuestra tarea y el resultado siempre es el mismo
perder puntos valiosos y lo que es más grave no poder volver a focalizarnos en
el juego.
La ira puede llegar a ser constructiva, porque no
debemos olvidar que la ira lleva en sí misma una gran carga de energía: es
cierto que la ira es la emoción que esta detrás del maltrato, la violencia y de
todas las guerras, pero también es cierto que gracias a la ira, la humanidad se
ha enfrentado a situaciones injustas o peligrosas ante las cuales se hubiese
inhibido. Muchos cambios sociales y revoluciones llegaron precedidos por la ira
o el enojo popular.
La ira bien
canalizada puede ser un motor.
En deportes como el tenis los 20 segundos que hay
entre punto y punto es la oportunidad para calmarnos, para tratar de canalizar
la energía que tiene esta emoción y transferirla a nuestro juego para jugar con
más intensidad y coraje
La ira bien canalizada puede ser un motor. Uno de
los mejores tenistas de la historia John McEnroe fue un tenista colérico la
mayor parte de su carrera pero tenía la habilidad de canalizar la ira en una
gran perfomance o actuación. Tenemos que aceptar que somos los únicos
responsables de nuestra ira, cada uno de nosotros es responsable de la ria que
siente. EL otro nos lanza un golpe, nos roba un punto, nos insulta y nosotros
decidimos que acción tomar. Y sin embargo nos dejamos dominar por la ira.
Dejamos que nos controle esta emoción y pasamos a ser sus esclavos, quizás
porque es una de las emociones más difíciles de manejar y filogenéticamente nos
fue trasmitida desde la época que el ser humano era como un animal salvaje, por
eso muchas veces decimos esta hecho una fiera.
Dice la Psicóloga Isabel Larraburu, la ira nace del
estrés y la tensión causados por el dolor, la frustración o la idea de amenaza.
Esta vivencia del estrés se intensifica mediante las ideas que potencian la
ira, los pensamientos deculpabilidad y los deberías por ejemplo: debería haber ganado
ese punto, debería haber ganado el set. El estrés en forma de dolor, perdida,
miedo, frustración, mas los pensamientos activadores, componen la ira.
Según Mike George, autor de Transformar la ira en
calma interior nos enojamos porque tenemos demasiadas expectativas: porque la
idea que nos habíamos hecho, de cómo deberían haber salido las cosas y como las
situaciones iban a desarrollarse no cuadra con la realidad. Pensamos que
tenemos que ganar el partido, porque el rival en nuestras expectativas era inferior
y cuando comenzamos a perder estallamos en una ira incontrolable. La ira surge
cuando interiormente no eres lo bastante flexible como para aceptar que la
realidad exterior va ser siempre distinta de lo que tú creías, esperabas y
deseabas. Las expectativas son siempre una carga.
Los enfados disminuyen cuando comprendemos que no
podemos controlar las personas ni los acontecimientos.
Como controlar la ira
En el fondo de la ira hay frustración. Si la
reconocemos, ya habremos dado el primer paso para desactivarla. Se trata de
reconocer que estamos enojados que algo nos ha molestado. La idea sería
expresar como nos sentimos, que nos ha herido, con el objetivo de que en una
próxima ocasión no se vuelva a repetir la misma situación.
Hay otras formas de dar salida a la ira, como las
técnicas de relajación y de respiración, con las cuales podemos activar el
sistema parasimpático en nuestro cerebro que reduce la excitación y agitación
que se desencadenan con esta emoción. .
También hay terapeutas que recomiendan gritar,
despotricar o dar golpes, aunque en Japón no hayan funcionado experimentos
similares con ejecutivos estresados. Se acondicionaron salas subterráneas con
las paredes acolchadas, preparadas para es estropicio. Los ejecutivos,
rompiendo todos los objetos a su alcance con un bate de béisbol al mejor estilo
del protagonista de la película un día de furia. Estos ejecutivos liberaban la
ansiedad pero a largo plazo la ira aumentaba. Los científicos concluyeron que
los ejecutivos que iban a la “habitación de la ira” con regularidad estaban
practicando el enojo y no hacían mas que reforzar ese habito.
Esta en nuestra decisión si dejamos controlarnos
por la ira, si ante el minino error lanzamos nuestra raqueta contra el suelo,
tenemos que crear el habito de antes de golpear la raqueta, reconocer que la
ira nos llevara a perder puntos y a descontrolarnos. Realizar el ritual entre
puntos, donde el jugador, camina hacia la toalla respirando, buscando recuperar
el ritmo de la respiración, cuando toma contacto con la toalla decir basta a
cualquier pensamiento negativos, darse vuelta, activarse para el punto,
orientar nuestro pensamiento en la jugada a realizar y realizar el ritual
aprendido y entrenado para sacar o
devolver. Cuantas más veces nos controlemos, mas vamos
a entrenar el control de nuestra ira.
Lic. Claudio Sosa claudio@piscologosdeportivos.com
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