domingo, 25 de agosto de 2013

La risa y el humor como estrategia


La risa y el humor como estrategia
Desde que el editor científico Norman Cousins confesó en la revista New England Journal of Medicine que diez minutos de cine cómico equivalían a dos horas de anestesia y Patch Adams colonizó a los hospitales del planeta con "payamédicos", las investigaciones sobre el potencial terapéutico de la risa se multiplicaron.
Finalmente, el humor atravesó el solemne cerco del mundo médico y se posicionó como herramienta terapéutica. Hoy figura en publicaciones científicas e instituciones internacionales proclaman su eficacia.
Los efectos fisiológicos de la risa cuentan con masivo consenso: recorta la percepción de dolor, ayuda a mantener elásticas las arterias, estimula el sistema inmunitario, disminuye la acción de las hormonas del estrés y promueve la liberación de endorfinas, que cosecharon merecida fama como hormonas de la felicidad.
Los beneficios se expanden en el terreno psicoemocional siempre que el humor se amalgame con un pensamiento positivo. La risa reduce el estrés y los síntomas de depresión y ansiedad; cambia la mirada sobre sí mismo y así eleva la autoestima, la esperanza y la energía; estimula el pensamiento creativo; mejora las relaciones interpersonales, promueve la solidaridad, la cohesión grupal y en general mejora la calidad de vida.
Uno de los beneficios principales que podemos utilizar ya sea en el deporte, el trabajo o el estudio es el “cambio de la mirada
1sobre sí mismo y la elevación de la autoestima,
PROYECTO EXISTENCIAL
Viktor Frankl, un sobreviviente de Auschwitz que hizo de la superación resiliente del horror su motor existencial. En su libro El hombre en busca de sentido, escribió: "El humor es una de las armas con las que el alma lucha por su supervivencia". "El humor puede proporcionar el distanciamiento necesario para sobreponerse a cualquier situación, aunque sea por unos segundos.
Los intentos por desarrollar el sentido del humor y ver las cosas bajo una luz humorística son una especie de truco. Para poner a prueba la propuesta, los investigadores hicieron ensayos con deportistas que haya experimentado situaciones
problemáticas, en el juego, entrenamiento o su vida personal. Cada participante aportó experiencias de su vida, dolorosas, difíciles, "a las que había que buscarles un lado gracioso. "Al hacerlo, los problemas se empequeñecen y aprendemos a reírnos de nosotros mismos; además, cada uno descubre su capacidad de reírse de los problemas , o simplemente lo ve distinto a lo acostumbrado".
Esta manera de enfrentar con humor y viendo el lado positivo de cada situación, provoco en los atletas una mejor predisposición para enfrentar las situaciones de competencia o entrenamiento. Un ejemplo de esto ocurrió en el mundial de 1990 en el partido de cuartos de Final entre Argentina y Brasil, había terminado el primer tiempo con Brasil dominando ampliamente y con situaciones de gol muy claras para Brasil. Los jugadores fueron al descanso, aguardando la palabra del técnico Carlos Bilardo. Pasaron los minutos y nadie decía ni una palabra, Maradona y el resto de los jugadores observaban a Bilardo esperando el mensaje táctico de que cambiar para evitar el dominio de Brasil. Pasaron los minutos y los llamaron a jugar el segundo tiempo, Bilardo se levanto fue hasta la
puerta para salir al campo de juego, ahí paro se dio vuelta y les dijo “Muchachos si le seguimos pasando la pelota a los de amarillo perdemos” todo el plantel se rio y salieron a jugar y ganaron el partido
"El humor y el pensamiento positivo ayudan a enfrentar las frustraciones, adversidades y preocupaciones diarias", alienta. No siempre podemos transformar la realidad tal como quisiéramos, pero sí podemos reír de aquello que nos hace sufrir, verlo de otra manera y aplicar el viejo y sabio refrán que nos dice: "Si la vida te da un limón, aprende a hacer limonada".

Lic. Claudio Daniel Sosa Reportajes

Te sangran los dedos y disfrutas del sufrimiento


"Te sangran los dedos y disfrutas del sufrimiento
Mientras van saliendo las cervezas del vestuario, al que van llegando bolsas y más bolsas de hielo para llenar las bañeras y que se recuperen los tenistas, el serbio Novak Djokovic se funde en un emotivo abrazo con su novia, la bella Jelena.
Nole ha ganado su quinto torneo grande, el tercero seguido. Está destrozado. "Estoy preparado para todo", se ríe antes de dirigirse al festejo cuando el reloj ya avista las cuatro de la madrugada australiana; "un tenista vive para partidos como estos".
Antes de que Djokovic vuelva a salir del vestuario lo hace Rafael Nadal. Si la medida de un hombre se toma en la derrota, queda claro que el español no es un cualquiera. "Lo
primero", se arranca, aún con las emociones frescas, "es felicitar a Novak y su equipo, que están haciendo algo fantástico". "Esta es una de las derrotas más felices de mi carrera", prosigue el mallorquín, pensativo y sorprendentemente positivo tras la final perdida. "Yo no busco ganar a Djokovic, sino superarme a mí mismo. Aquí me he superado a mí mismo. Durante el torneo he sido bastante mejor que en 2011. Ha sido la final que he perdido que quizás me duele menos porque he hecho todo lo que he podido. He luchado todo. He corrido todo lo que he podido correr. He competido con un jugador que, hoy por hoy, es brillante. Le he llevado al límite, cosa que no había hecho en 2011, y a mí mismo también me he llevado al límite, lo que no había hecho en 2011. La pasión, la ilusión, están ahí y, cuando uno hace todo lo que puede, no está obligado a más", cuenta; "estoy satisfecho de mí mismo. Después de un tiempo en el que había sufrido sin disfrutar, he sufrido disfrutando. Ese es el camino".
Al valorar su actuación, Nadal piensa en que hace menos de un mes ni se entrenaba porque le dolía un hombro, en que llegó a Australia sin tiempo para trabajar en el delicado cambio de pesos de la cabeza de su raqueta y en que 15 horas antes de debutar en Melbourne lloraba en su habitación creyendo que una lesión de rodilla le obligaría al abandono. Una derrota en 5h 53m con un break de ventaja en el quinto (4-2 y 30-15) debe de ser un trago amargo. Sin embargo, lo metabolizó en público como algo positivo y puso el acento en algo muy suyo: disfrutar sufriendo.
"Estoy absolutamente de acuerdo con él", apostilla luego Djokovic, aún con el rostro marcado por el esfuerzo y con la copa al alcance de la mano. "Nunca sentí nada igual. Te duele todo. Sufres. Intentas activar tus piernas. Intentas empujarte un punto más. Te sangran los dedos. Todo es ya demasiado y, aun así, sigues
disfrutando del sufrimiento. Por eso estoy de acuerdo con Rafa", añade. "Haber jugado casi seis horas es increíble, simplemente increíble", se sorprende. "Escuchar que esta es la final más larga de la historia de los torneos grandes (5h 53m) me hace llorar. Pude ganar en el cuarto set y Nadal hizo algunos saques y algunos puntos increíbles. Se mereció prolongar el encuentro. En el quinto set cualquiera de los dos pudo ganar", prosigue. "Sentí que mi cuerpo iba bajando de energía, pero sabía que él también estaría sintiendo el paso del tiempo. Intenté mantenerme ahí mentalmente. Controlar mis emociones. Cuando me vi con un 2-4, empujé mi cuerpo hasta el límite. Los dos usamos hasta la última gota de energía de nuestros cuerpos. Creo que el título se decidió por un poco de suerte y un poco de deseo.

J.J. Mateo Diario El País.

LA IRA


LA IRA
El enojo, la ira son emociones destructivas que tenemos que aprender a canalizarlas para poder utilizar la energía que conllevan estas emociones. Pero que hay que hacer para aprender a canalizar la ira que nos produce un determinado echo.
El pensador Gaspar Hernández nos dice que se puede aprender a expresar la ira o el enojo y evitar así las repercusiones nefastas que tienen sobre nuestra performance en el deporte y en nuestra vida diaria. Que es lo que habitualmente hacemos con esta emoción o bien la reprimimos o pasamos al otro extremo y estallamos porque no aguantamos más. Podemos imaginar la ira como un balde lleno de excrementos y cuando nos enojamos le lanzamos a nuestro rival el oscuro y mal oliente contenido del balde a la cara de quien nos ha provocado. Pero lo único que nos lleva esto es a perder nuestra concentración, el foco de nuestra tarea y el resultado siempre es el mismo perder puntos valiosos y lo que es más grave no poder volver a focalizarnos en el juego.
La ira puede llegar a ser constructiva, porque no debemos olvidar que la ira lleva en sí misma una gran carga de energía: es cierto que la ira es la emoción que esta detrás del maltrato, la violencia y de todas las guerras, pero también es cierto que gracias a la ira, la humanidad se ha enfrentado a situaciones injustas o peligrosas ante las cuales se hubiese inhibido. Muchos cambios sociales y revoluciones llegaron precedidos por la ira o el enojo popular.

La ira bien canalizada puede ser un motor.
En deportes como el tenis los 20 segundos que hay entre punto y punto es la oportunidad para calmarnos, para tratar de canalizar la energía que tiene esta emoción y transferirla a nuestro juego para jugar con más intensidad y coraje
La ira bien canalizada puede ser un motor. Uno de los mejores tenistas de la historia John McEnroe fue un tenista colérico la mayor parte de su carrera pero tenía la habilidad de canalizar la ira en una gran perfomance o actuación. Tenemos que aceptar que somos los únicos responsables de nuestra ira, cada uno de nosotros es responsable de la ria que siente. EL otro nos lanza un golpe, nos roba un punto, nos insulta y nosotros decidimos que acción tomar. Y sin embargo nos dejamos dominar por la ira. Dejamos que nos controle esta emoción y pasamos a ser sus esclavos, quizás porque es una de las emociones más difíciles de manejar y filogenéticamente nos fue trasmitida desde la época que el ser humano era como un animal salvaje, por eso muchas veces decimos esta hecho una fiera.
Dice la Psicóloga Isabel Larraburu, la ira nace del estrés y la tensión causados por el dolor, la frustración o la idea de amenaza. Esta vivencia del estrés se intensifica mediante las ideas que potencian la ira, los pensamientos deculpabilidad y los deberías por ejemplo: debería haber ganado ese punto, debería haber ganado el set. El estrés en forma de dolor, perdida, miedo, frustración, mas los pensamientos activadores, componen la ira.
Según Mike George, autor de Transformar la ira en calma interior nos enojamos porque tenemos demasiadas expectativas: porque la idea que nos habíamos hecho, de cómo deberían haber salido las cosas y como las situaciones iban a desarrollarse no cuadra con la realidad. Pensamos que tenemos que ganar el partido, porque el rival en nuestras expectativas era inferior y cuando comenzamos a perder estallamos en una ira incontrolable. La ira surge cuando interiormente no eres lo bastante flexible como para aceptar que la realidad exterior va ser siempre distinta de lo que tú creías, esperabas y deseabas. Las expectativas son siempre una carga.
Los enfados disminuyen cuando comprendemos que no podemos controlar las personas ni los acontecimientos.

Como controlar la ira
En el fondo de la ira hay frustración. Si la reconocemos, ya habremos dado el primer paso para desactivarla. Se trata de reconocer que estamos enojados que algo nos ha molestado. La idea sería expresar como nos sentimos, que nos ha herido, con el objetivo de que en una próxima ocasión no se vuelva a repetir la misma situación.
Hay otras formas de dar salida a la ira, como las técnicas de relajación y de respiración, con las cuales podemos activar el sistema parasimpático en nuestro cerebro que reduce la excitación y agitación que se desencadenan con esta emoción. .
También hay terapeutas que recomiendan gritar, despotricar o dar golpes, aunque en Japón no hayan funcionado experimentos similares con ejecutivos estresados. Se acondicionaron salas subterráneas con las paredes acolchadas, preparadas para es estropicio. Los ejecutivos, rompiendo todos los objetos a su alcance con un bate de béisbol al mejor estilo del protagonista de la película un día de furia. Estos ejecutivos liberaban la ansiedad pero a largo plazo la ira aumentaba. Los científicos concluyeron que los ejecutivos que iban a la “habitación de la ira” con regularidad estaban practicando el enojo y no hacían mas que reforzar ese habito.
Esta en nuestra decisión si dejamos controlarnos por la ira, si ante el minino error lanzamos nuestra raqueta contra el suelo, tenemos que crear el habito de antes de golpear la raqueta, reconocer que la ira nos llevara a perder puntos y a descontrolarnos. Realizar el ritual entre puntos, donde el jugador, camina hacia la toalla respirando, buscando recuperar el ritmo de la respiración, cuando toma contacto con la toalla decir basta a cualquier pensamiento negativos, darse vuelta, activarse para el punto, orientar nuestro pensamiento en la jugada a realizar y realizar el ritual aprendido y entrenado para sacar o
devolver. Cuantas más veces nos controlemos, mas vamos a entrenar el control de nuestra ira.

Lic. Claudio Sosa claudio@piscologosdeportivos.com

Fotos con información deportiva muy importante